A veces, más de las
que me gustaría, me siento vacía, sola, pequeña y perdida en un mundo que gira
sin mí, en un mundo al que no pertenezco, al que observo distante y escondida
con miedo a ser descubierta.
Es un mundo en el
que la gente va y viene, pasa y se olvida, y yo miro, observo el extraño juego
de las personas, de las relaciones, y es entonces cuando me siento más aislada,
pero también más vacía, más fútil.
Y es que no me
siento del mundo, no me siento de la vida, no me siento de ningún lugar, de
ninguna tierra…….sólo observo y espero, espero y respiro.
Respiro y el aire
llena mi cuerpo, lo vuelve etéreo, puro,
irreal; lo lanza al infinito, a la oscuridad inmensa del firmamento.
Oscuridad que llena
mi indolente cuerpo, desde donde escudriño el mundo en silencio. En un silencio
que clama la necesidad de sentir mi existencia, es un grito desesperado de rabia, de dolor, es
un grito mudo que me desgarra el alma.
Y observo, y el
mundo gira.
Y mi vida pende
vacía en un universo sin sentido para mí.
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