Mi Fibromialgia y los excesos

      Que la fibromialgia limita mi energía, mi fuerza, mi vida, no es nada nuevo; sencillamente es mi realidad; una realidad que vivo hace bastantes años ya, quizás demasiados, y que tiene todos los visos de perpetuarse una larga temporada.


     Con esta energía limitada, como suelo decir, la vida no me da; no me da tiempo a hacer las cosas normales de un día, y voy acumulando, y la semana no me da, y sigo retrasando, y el mes no me da... y la vida no me da.
     
     Y limitada vivo, y vivo feliz, por supuesto, porque he aprendido a vivir así, he aceptado la enfermedad y todo lo que ella conlleva, que no es poco. He aprendido a darle importancia a lo que realmente la tiene y no a tonterías como "es que hoy no he limpiado el polvo" (si mi abuela me oyera me llamaría "merdellona" esa palabra tan suya, tan malagueña)

      Pero, aun así, hay días que no, hay días con los que sencillamente no puedo, y últimamente se me están acumulando demasiados días así. Bien es cierto que sé el motivo; siempre digo que soy optimista, positiva, vitalista, pero realista; tengo los pies en el suelo y después de tantos años conozco a mi amiga la fibromialgia, y por supuesto me conozco yo. Por tanto, sé que el sobreesfuerzo que estoy realizando desde hace unas semanas tiene sus efectos negativos sobre mi cuerpo, mi mente, mi dolor, mi energía.
      Qué fácil sería decir, pues no lo hagas, ¿verdad?, parece una solución plausible, pero no, no lo es.


     

       No lo es, por la sencilla razón, que ese sobreesfuerzo se debe al trabajo, y no lo puedo evitar, es más lo necesito. Tener fibro es una putada, pero cuando además estás sola con una hija adolescente, la cosa se complica un poco más, porque tengo que trabajar sí o sí, da igual que no haya dormido, que no pueda andar, que el dolor sea insoportable, cada mañana me levanto sobre las seis para trabajar.

      Por la enfermedad, por el dolor crónico que me acompaña día tras día, no puedo realizar una jornada laboral normal, no tengo energía para tanto, ni fuerza; y cuando como ahora me veo obligada a hacerla, 8 horas de trabajo seguidas, mi cerebro se vuelve loco y reacciona de las maneras más inverosímiles posibles; o lo que es lo mismo, mi fibromialgia se descontrola multiplicándose los síntomas, la intensidad del dolor.

        Caos es la palabra que rige mi vida, mi cuerpo últimamente.

      El caos de un cuerpo descompuesto, revuelto y desarmado. De un cuerpo que se arrastra lentamente por las horas deseando que acabe el día, temiendo al mismo tiempo que llegue ese fin, porque supone el inicio de otro y vuelta a empezar.
     
     Como decía, mis síntomas se han acentuado, los problemas intestinales, las piernas inquietas, el insomnio, la fatiga, el dolor; todo está alcanzando unos límites más que preocupantes; aparecen nuevos síntomas (pendiente de confirmación del Síndrome de apnea obstructiva del sueño). 

     Lo dicho un caos.

     Pero sigo, sigo Siempre Adelante, porque dentro de toda esta anarquía, estamos en verano, todos los días me baño un rato en la piscina, (dos horas rodeada de niños, y jugando con ellos, no es tan idílico como puede parecer), todos los días tomo el sol, todos los días veo las sonrisas brillar en la cara de los niños al verme, y los fines de semana son lo mejor del mundo. 

     Me arreglo, me pongo mona, (que con poquito que me ponga ya lo estoy, no necesito mucho, jajaja), y a pasear, a tomar el sol, y por supuesto a hacernos el aperitivo, que con tanto calor hay que refrescarse, rehidratarse y todo eso; y yo, me cuido, ya lo sabéis.


     Y porque si tengo energía de lunes a viernes para trabajar, también la tengo los fines de semana para disfrutar, o sería mejor quedarme en casa lamentándome y quejándome, no, ¿verdad?, pues eso hago, salir, vivir.
     De esta manera van pasando mis días, mi verano, pensando en las vacaciones, pensando que hoy ya es un día menos, y quedan muy pocos, ¡por fin!
     Pensando en qué, cuándo todo vuelva a la normalidad, a la rutina que conlleva el periodo escolar; mi amiga la fibromialgia también volverá a la monotonía y se acabará la fiesta que tiene montada en mi cerebro, volverá el orden, la costumbre que tanto me gustan.



     
       Porque la fibro, mi fibro, va por épocas, hay temporadas en las que reina a sus anchas en mi cuerpo, en mi mente, pero también hay periodos en los que se retira a descansar, dejándome la mar de tranquila y feliz. De qué depende; pues en parte de ella misma, y en parte de mí, de mi actitud; porque no nos equivoquemos, los que sufrimos fibromialgia tenemos un fallo en el cerebro, a nivel de neurotransmisores, pero el "tamaño" de ese fallo, sus repercusiones, obedecen, en parte, a nuestros pensamientos, nuestra actitud; ya sé que lo he dicho mil veces, pero si decidimos afrontar la enfermedad, aceptarla y adaptarnos a ella, si decidimos participar en el proceso de enfermar, si decidimos ser pacientes activos; podremos vivir nuestra enfermedad de manera más positiva y nos veremos menos afectados, puesto que nos cuidaremos más, nos querremos más.

     Hay que vivir, sentir, disfrutar la vida, porque es maravillosa y está llena de momentos, de instantes, de personas, de paisajes, de cosas maravillosas, que nos hacen sonreír, que nos hacen feliz; no lo olvidemos nunca.
     
    

2 comentarios:

  1. Gracias por tu post, Mayte. Completamente de acuerdo contigo. Esto es una putada. El primer médico que me lo dijo así, esto que te pasa es una putada, lo amé. Es una de esas pruebas que te hacen dar un paso enorme al estado de los monges budistas, a sacar la felicidad de las cosas más tontas. Yo he descubierto que cuando veo a la gente moverse, despreocupada, siento felicidad al recordar que yo también era así. Hay que sacar limonada de los limones, porque el dolor va a seguir presente cuando los problemas que conlleva la vida, las separaciones, los problemas económicos, los duelos, lleguen. Vas a tener que lidiar siempre con dos cosas a la vez. Así que como dices a disfrutar de la vida

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    1. Gracias por leerme.
      Si es dura la vida con Fibromialgia, con dolor crónico, pero puesto que es la que nos ha tocado, más vale que la disfrutemos, y como tu dices sacar la felicidad de las cosas más tontas, me tenías que ver la cara de felicidad cuando me tumbo un ratito al sol, o cuándo me siento en el sofá y miro mi casa, mi hogar. Son esas pequeñas cosas las que llenas nuestras vidas y que normalmente no le prestamos atención.
      Sólo una cosa, no miro atrás, no pienso en cómo era y cómo estoy, porque ahora soy feliz, me siento una persona plena, y es gracias a todo lo que he pasado, así que a mirar siempre adelante, y seguir avanzando.
      Cuídate mucho.
      Besos.

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