Yo sólo quería
llorar.
Pero el mío es un
llanto reprimido durante meses, años, quizás.
Un llanto sometido
por la conciencia, por la educación.
Y yo sólo quería
dejar correr las lágrimas, desahogarme, sacar el miedo, la inseguridad, la
ansiedad que me angustia por dentro. Pero no es fácil, no lo es, porque nadie
escucha, no estamos preparados para dejar llorar a alguien a nuestro lado.
En cuanto le dices a
alguien cercano, hoy estoy mal, su respuesta inmediata es, "venga, va, no
digas tonterías, si estás de maravilla", o te sueltan algún comentario
jocoso, que no hace más que hacerme sentir peor, una quejica, débil.
Y una broma tras
otra, que a mí me sientan como un golpe a mis sentimientos, a mi orgullo, a mi
autoestima, que por momentos se va debilitando ya que irremediablemente no
puedo evitar pensar…..será verdad que soy frágil, delicada, pusilánime. Y me
dan ganas de callarme, dejar de hablar y olvidarme de esa persona, porque una
vez más, y ya son muchas en estos años, me siento incomprendida.
Que sí, que todo va
perfecto mientras me mantengo activa y positiva, vital y optimista, cuando enarbolo mi bandera de "Siempre
adelante", en esos momentos todos son vítores y aplausos; pero cuando decaigo, cuando me hundo un
poquito, porque al fin y al cabo soy humana y a veces me siento sola y perdida.
En estos momentos son pocos, muy pocos, por no decir nadie, lo cual me parece muy triste reconocerlo; en
estos momentos malos, no hay nadie que de verdad me diga, ven, cuéntame, llora
y desahógate, grita y patalea, que yo estoy aquí a tu lado, tienes mi hombro,
un abrazo, un silencio que no va a interrumpir tu llanto.
Pero es normal, no
culpo a nadie, porque no es fácil ver llorar a una persona, verla sufrir; pero
no es fácil porque somos egoístas y nos incomoda, y queremos que acabe ya, para
sentirnos mejores personas, por haber conseguido la contención de sentimientos
que no sabemos manejar. Y la persona que está frente a nosotros mientras
lloramos no es consciente de lo importante y valiosa que es para nosotros,
puesto que no nos mostramos vulnerables ante todo el mundo, sino, sólo ante
personas de nuestra total y más profunda confianza.
Y si te paras a
pensar tampoco es tan difícil estar junto a alguien que necesita desahogarse en
forma de llanto, fundamentalmente consiste en acompañar, simplemente estar en
silencio y calma frente a la otra persona; y hacerle ver que estar triste y
llorar es una emoción más, totalmente aceptable y
necesaria y que todos hemos sentido en algún momento de nuestras vidas.
Asimismo,
personalmente entiendo que el llorar o la tristeza es una gran oportunidad para
profundizar en el autoconocimiento, todo tiene siempre una parte positiva, y el
llorar, además de otras razones fisiológicas beneficiosas; te permite poder
prestar atención más fácilmente a tu interior, y conocernos mejor, ya que
nuestros sentimientos y emociones se encuentran a flor de piel, más accesibles
que de costumbre. El llanto nos permite ver cómo nos tratamos, cómo nos
consolamos, qué nos decimos en esos momentos, si nos permitimos estar tristes y
llorar, o si por el contrario nos castigamos, con frases crueles y dañinas que
inconscientemente nos repetimos, lastimándonos , bien porque es lo que siempre
hemos oído, bien porque es lo que pensamos.
Y es bueno el llanto
también porque ayuda a reducir el estrés emocional que acumulamos por diversas
razones, y de ésta manera, al liberal estrés, además disminuye el riesgo de una gran variedad de enfermedades causadas por el estrés.
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