He olvidado.


   Un par de ideas que rondan por mi cabeza, que me preocupan inconscientemente y no puedo dormir, así de sencillo. Apenas dos horas de sueño, y aquí estoy, otra noche demasiado corta, otro día que empieza excesivamente temprano.    Ya no sé si es la fibro, la fibroniebla, la depresión endógena que me acompaña hace 30 años, o simplemente que mi cerebro empieza a acusar tantos años de enfermedad, pero algo no va bien.
     Algo no va bien y me preocupa, evidentemente, ya que por muy optimista que sea una; por muy vital y llena de energía, hay cosas que dan miedo.

      Y es que no recuerdo, mi cerebro se está quedando en blanco, bueno, esa es mi impresión. Se han borrado de mi memoria momentos, acontecimientos, datos…… aunque muchas veces creo, qué lo que realmente sucede es que he olvidado cómo traerlos al presente, cómo sacarlos.
      No es que no recuerde donde he dejado las llaves o para qué he entrado a la cocina, no, eso sería fácil de llevar, atención plena, consciencia, post-it y se podría arreglar. Pero no, mi pérdida de memoria va más allá.
    Como he dicho, demasiado a menudo me ocurre que no logro sacar del archivo de la memoria algunos datos; por ejemplo, si alguien me pregunta sobre un dato histórico (que antes conocía), o si escucho una canción (que hace un tiempo escuché hasta la saciedad), o si veo algo relacionado con un conocimiento que sé que yo poseía, (la espiral de Fibonacci, dato que descubrí un día, llamó mi atención e investigué); cuando esto ocurre, no sé cómo sacar las respuestas de mi cerebro, sé que las tengo, pero no llego a ellas; y no es hasta que alguien da la respuesta correcta que mi cerebro no reacciona exclamando ¡lo sabía, yo lo sabía!, pero amigo cerebro, hemos llegado tarde.
     Que pase esto es muy frustrante, al principio creía qué parecía tonta, me sentía tonta, son cosas que yo sabía, que aprendí en años de estudio, de lectura, de curiosidad, siempre me ha gustado aprender, saber; y ahora, joder, es que me avergonzaba que me vieran ignorante, porque no lo soy. Me avergonzaba ser tan lenta, no tener esa agilidad mental, que no es nada extraordinario, no es nada del otro mundo, es tan sencillo como escuchar una canción y reconocer al cantante, pero yo no soy capaz.
     Pero sobre todo me da mucha rabia que, cuando eso pasa, cuando no sé la respuesta en el tiempo correcto, alguien me mire con esa sonrisa, esa mirada de “¿no lo sabes?, ¿en serio?, ¿tan ignorante eres?” …Dios…podría decir que mataría, pero no quiero que penséis que soy una loca peligrosa.
Explicar aquí los tipos de memoria, el proceso de la memoria y como les afecta la fibromialgia, sería demasiado largo y seguro que aburrido, confuso y desordenado. Creo que con un ejemplo de las cosas que he olvidado me entendéis mejor, y muchas personas se verán mejor representadas.
     Libros: adoro los libros, aprendí a leer antes de ir a la escuela, y desde muy pequeña devoraba todo lo que caía en mis manos, me encantaban las aventuras de Los cinco, o las increíbles historias que narraba de manera prodigiosa Julio Verne; leía enciclopedias (ese artículo que los críos de ahora, incluida mi hija no sabrían utilizar), porque quería saber más, aprender sobre los animales, la naturaleza, el mundo.....leía. 
     Y habré leído más de mil libros a lo largo de mi vida, sé que es imposible recordarlos todos, pero sí que recordaba títulos, escritores, primeras frases, premios, sí que podía narrar con detalle los últimos libros que había leído, o alguno más lejano en el tiempo, porque los libros para mí tienen vida, forman parte de mí. 
     Pero ahora; ahora no soy capaz de decir qué títulos del húngaro Sandor Marai,  que me encantaba y un día descubrí gracias a alguien, ,no sé cuáles llegué a leer; ni recuerdo el autor de unos de los libros más bonitos que he leído, La ladrona de libros; y soy incapaz de nombrar ni tan siquiera dos libros de la extensa obra de Doris Lessing, autora que también era de mis favoritas. Es que no soy capaz de decir ni el título de los dos libros que estoy leyendo ahora. He olvidado.
     Es triste, sí, para una amante de los libros como yo, para una lectora compulsiva como yo, es triste, muy triste. 
        Aunque pese a todo no me rindo, no; no entra en mis planes tirar la toalla tan fácilmente; sigo enarbolando mi bandera de Siempre Adelante. Y me quedo con los momentos vividos con mis libros; con la vida que me han dado, con las aventuras que me hacían vivir. Me quedo con los mundos mágicos a los que me transportaban en la niñez y donde era feliz. Y he leído, he leído tanto que me siento orgullosa, y a pesar de haber olvidado, sé que durante años lo disfruté y con eso me quedo. Y sigo leyendo, aunque sé que probablemente olvidaré, pero para mí es uno de los pequeños placeres de la vida que me hace sonreír, que me hace feliz así que nunca abandonare mis libros.
       Y así es con todo; que sí, que la fibro me ha quitado cosas, que me ha cambiado la vida; pero nunca podrá arrebatarme la capacidad de ser feliz, de disfrutar, de sentir, de vivir.
         Ahora estoy pensando en releer algunos de los libros olvidados, porque sé que me gustaron y volverán a hacerme feliz. Además he decidido que si mi mente va más lenta, si en una conversación no soy capaz de recuperar información, de seguir la charla; pues no pasa nada, al fin y al cabo mis conversaciones no tratan sobre cómo conseguir la paz mundial, o el fin del hambre en el mundo. Quiero decir que si no consigo sacar de mi memoria datos, y sólo aparecen cuando alguien los dice, pues genial, porque pensaré, "yo lo sabía, que buena soy"; pero no me pienso amargar; sé que están ahí, en lo más profundo de mi cerebro, sé que soy una persona inteligente, sé que mi rapidez de reacción no cambia cómo soy. Y si a alguien le parezco lenta, sinceramente no me interesa su amistad.
     Tengo fibromialgia,  y por ende, problemas de memoria, de retención, de concentración, pero sigo siendo yo; Maite, alegre, vital, optimista, sigo siendo feliz.

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