Viajar, qué bonito verdad, qué emocionante; a mi me encanta viajar, descubrir ciudades, pueblos, visitar museos, iglesias, edificios emblemáticos, y pasear, pasear por calles, por lugares desconocidos, imaginando cómo será vivir en ellos.
Cuando en enero del pasado año volvíamos de nuestro pequeño viaje anual, aún inmersas en la emoción y contagiadas por el entusiasmo que imprimen las vacaciones; se nos ocurrió pensar "¿Y si.....?", "¿Y si el año que viene vamos más lejos?", ¿Y si empezamos a ahorrar ya?", "¿Y si nos lanzamos a la aventura?"; y aquí estamos a 24 horas de coger un vuelo rumbo a Ámsterdam.
Elegir el destino fue relativamente sencillo, descartar las ciudades visitadas por alguna de nosotras y la Venecia del Norte quedó como la candidata perfecta.
Un año ahorrando, un año de ilusiones, de sueños, de curiosear con google maps, de buscar hoteles, rutas turísticas; un año tan interminable parecía y por fin, mientras escribo miro la maleta abierta sobre una silla y pienso una vez más: Los sueños se cumplen.
Y nos vamos.
Nos vamos las tres, madre, hija y nieta, (por si alguien duda, soy la hija, que soy muy joven para ser abuela). Tres mujeres unidas por un vínculo muy especial, que una vez al año, se olvidan de los problemas cotidianos por unos días, y emprenden la gran aventura de viajar.
Pero en esta aventura Holandesa tenemos una compañera, digamos no deseada, (por ser correcta y educada), y es que mi amiga la fibro se viene evidentemente.
Ya no parece tan divertido el viaje, ¿verdad?, pues sí, os aseguro que lo va a ser.
Viajar con fibromialgia, con dolor crónico, dificulta un poco la experiencia, hay que tener en cuenta varias cuestiones importantes:
- Asegurarte que no te pierdes ninguna cita médica para pruebas o revisión; y es que solemos tener tantas que a veces buscar un hueco resulta complicado.
- Elegir bien el destino. Si algo tiene la fibro, además del dolor, es el cansancio, la falta de energía, así que descartamos que yo tenga que conducir, descartamos destinos cuya orografía me supongan sobre esfuerzo (dejamos de lado lugares montañosos y con cuestas), y descartamos también aquellos que supongan un largo viaje, da igual que sea en tren, en avión, o en autobús.
-Medicación. Es importante hablar con tu médico sobre la fibro y el viaje, es posible que el dolor se incremente, y debemos saber qué dosis podemos llegar a tomar. Nada de automedicarse. También hay que tener en cuenta posibles "trastornos" que puedan aparecer justo en los días del viaje, y prevenirlos, hablo de migrañas, diarreas; si nos suelen ocurrir, mejor ir preparados. Tampoco se trata de llenar la maleta de medicinas, pero sí de ir prevenidos, sobre todo si sales al extranjero. Ah, un pequeño detalle, la medicación en su caja con su prospecto.
- Y si sales al extranjero, la Tarjeta Sanitaria Europea, imprescindible para evitar momentos desagradables. Con ella te aseguras la atención gratuita, no supone más de 10 minutos solicitarla por internet, y puede sernos muy útil.
- Informe médico; tengo fibromialgia y mi neceser va lleno de ansiolíticos, antidepresivos, analgésicos.......y todos hemos visto un programa de esos de Control de aduanas......así que mejor llevar un informe de tu médico en el que diga porqué necesitas toda esa medicación.
- Calzado: nos vamos de viaje lo que supone que la mayor parte del día estaremos andando de un lado a otro; es imprescindible que el calzado sea cómodo, para mí lo mejor suelen ser las zapatillas de deporte, pero no cualquiera, las que tienen la altura de la suela adecuada, una plantilla que se adapte a mi pie y amortigüe el peso que soporta el pie al andar. En los viajes me olvido de mis zapatos tan monos y los cambio por las zapatillas de deporte. Lo importante es ir cómoda y no sobre cargar las piernas ni los pies.
- Ropa: si el calzado tenía que ser cómodo, con la ropa ocurre igual, primero vamos a pensar en la temperatura del lugar, y luego elegiremos la ropa que nos resulte cómoda, que no nos apriete, que nos permita movernos libremente. Yo me dejo en casa faldas y vestidos, y voy igual de mona.
- Bolso: cuando estas de viaje, lo normal es que pases el día fuera del hotel, del alojamiento, así que el bolso se convierte en una mini-maleta en la que metes de todo, de todo y más por si acaso. Yo me he aficionado a la mochila, pequeña, preciosa, y he decidido como en todo priorizar y llevar sólo lo necesario, ya no me pierdo en "por si..."
- Programa el viaje, planifica las rutas adaptándolas a tus necesidades, a tus limitaciones. En los últimos viajes, para mí era imprescindible descansar un poco a medio día, así que volvíamos al hotel poco más de una hora, pero suficiente para que yo recuperara fuerzas y el dolor disminuyera. Para que esto sea más fácil, ten localizados los medios de transporte que te llevan hasta tu alojamiento.
Y disfruta, disfruta, siente, vive, empápate de la ciudad que visites, de sus colores, de sus fachadas, de sus tiendas, de su comida, de sus gentes. Párate de vez en cuando y piensa dónde estás, lo afortunado que eres por poder disfrutar de la experiencia que supone viajar.
Me voy de vacaciones y me llevo a la fibromialgia, qué remedio; pero prometo divertirme, prometo disfrutar, ser feliz. Prometo también cuidarme, parar a tiempo y no forzar.
Y sé que van a ser unos días inolvidables, así que me esforzaré para guardar en mi memoria cada momento vivido; estoy convencida que mi cerebro estará tan ocupado asimilando tantos estímulos, tanta información nueva que se olvidará del dolor.
Me voy de viaje porque me siento viva, en ningún momento me he planteado si me fallarán las fuerzas, si tendré más dolor. Tengo fibro, sí, no lo olvido; pero estoy convencida que viajar es una gran terapia, que te llena de energía, de vitalidad; viajar despierta todos los sentidos y los mantiene en alerta ante la gran cantidad de estímulos nuevos, y en eso pienso centrarme.
Me voy de vacaciones......nos vemos en unos días.
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