Hoy he tenido
la oportunidad, la gran suerte de compartir un ratito, con una de las personas
más sabias que conozco, una gran mujer, de esas que hacen bonito mi mundo, a la
que me encanta escuchar y de quien siempre aprendo, siempre salgo reforzada de
nuestros encuentros.
Es una
persona de esas que abrazan con el alma, que te llegan y de las que no te
puedes separar sin decirle gracias, gracias por tu tiempo, gracias por
enseñarme, gracias.
Y hemos
hablado de lo que hablan dos viejas amigas que llevan meses sin verse…de las
niñas, que hay que ver cómo crecen, de lo mal que está el trabajo, de Dios mío
que pelazo, de cómo te encuentras, de tienes que leer tal libro, una charla
atropellada por las mil cosas que nos queremos contar, pero siempre con
sentimiento, siempre llegando un poco más allá.
Porque ella
es así, un ¿cómo vas de lo tuyo? Implica mucho más que una mera pregunta de
cortesía, es un dime qué puedo hacer para ayudarte, un lo estás haciendo muy
bien, un te admiro, un puedes lograrlo, un aquí estoy.
Y me vengo
arriba, y me digo, ¡que sí, Maite, que sí, que vamos bien, que soy grande coño!
Y entonces
pienso, estos momentos llenan mi vida, porque la vida, y no me cansaré de
decirlo nunca, la vida, está llena de momentos extraordinarios, de personas
fascinantes y con eso me quedo. Con lo que para mí es importante, porque yo
elijo mis prioridades, yo elijo lo que ocupa mi atención, mi mente, mi tiempo.
Tampoco caigo
en la imprudencia de no darle ninguna importancia a cosas que de por sí la
tienen, porque la tienen, soy optimista, pero también realista, y sé que tengo
fibromialgia, sé que hasta que no encuentren una cura, tengo una enfermedad
crónica, sé que he de cuidarme, y lo peor es que sé que me duele, porque me
duele, a veces como en este mismo instante, mientras escribo mucho, muchísimo,
tanto que hace rato me he levantado a tomarme una dosis doble del tratamiento
para el dolor, porque hoy es un día jodido. Pero como digo, yo elijo lo que
para mí es importante, y hoy ha sido ese ratito de terraza, coca zero y charla.
Y el dolor, el dolor va a estar ahí siempre, así que para qué voy a perder el
tiempo en quejarme una y otra vez de lo que me duele, de lo mal que estoy; no,
la fibromialgia, el dolor, me hacen perder los dos minutos que pasan desde que
me levanto de la silla y puedo andar con normalidad, los diez minutos que tardo
en decidirme si me tomo o no la medicación, porque quizás no vaya a más el dolor,
y ya; ya está.
El resto de
mi tiempo intento llenarlo de cosas buenas, intento fijarme en ellas y
disfrutarlas, sentirlas, vivirlas; y algunas pueden parecer una tontería, pero
a mí me hace feliz haber puesto hoy en mi cama una funda nórdica nueva, blanca
con flores lilas y rosas, para mí es preciosa, es muy yo, y esta noche cuando
me acueste, pensaré ‘me encantan mis sábanas’ y sonreiré.
Y a eso
quiero darle importancia, a lo que me da vida, a mi amiga, a comer con mi prima
(te quiero guapa), a cenar con mi hija mientras nos contamos el día, a mis
sábanas nuevas, al sol tan bonito que ha hecho hoy, al chiste que alguien me
envió por whatsapp, a los mensajes de buenos días que recibo, al te echo de
menos que aparece en la pantalla de mi móvil una vez más.
Esto es lo realmente importante para mí.
Esto es lo realmente importante para mí.
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