Llevo días
dándole vueltas al tema; en mi cabecita no paran de surgir argumentos a favor y
en contra; y hoy una de esas personas a las que sin querer llegas por Facebook,
que no conoces en persona, pero a quien te sientes unida por su forma de
pensar, de ver la vida, de sentir; hoy, una de esas personas que hacen bonito
mi mundo, me ha dado la clave que necesitaba, en forma de bella reflexión.
Y es que sí,
yo he decidido ser protagonista en lugar de víctima.
Llevo días,
como decía, con mi cabeza ocupada en la fibromialgia, pero no en la mía, que
sería lo normal, no, no; en mi cabeza está la de los demás, la actitud de los
demás ante la enfermedad que tenemos en común.
Porque para
mí la fibromialgia forma parte de mí, de mi vida, es una de las cualidades que
me define, pero nada más. No le doy más importancia de la que tiene como enfermedad
crónica que siempre estará a mi lado, y es que no es más que eso, una enfermedad,
que coloco en el lugar adecuado dentro de mi vida, y os aseguro que ese lugar
está muy por detrás de disfrutar, sonreír, aprender, aportar, admirar, sentir,
soñar, viajar, amar………
Pero en esta
última semana he podido comprobar como hay personas que les gusta aferrarse a
la pena, al victimismo, porque es más fácil decir ‘es que no puedo’, que
intentarlo, es más fácil llorar y que se apiaden de uno que secarse las
lágrimas y plantarle cara; es más fácil vivir en una queja constante que buscar
soluciones.
Y este no es
mi mundo.
Pero es que
tampoco es mi mundo el de la búsqueda desesperada de soluciones, de remedios
milagrosos, dietas, complementos de vitaminas, de sales, de polvo de hadas…. El
‘tómate esto y verás cómo te curas’ tampoco va conmigo. Yo confío en mis
médicos, no en pócimas mágicas.
Pero entiendo
a las personas que, guiadas por la desesperación, desencantadas con las listas
de espera, hastiadas de la incomprensión; comprendo que se aferren a cualquiera
que les dé una mínima esperanza. Las entiendo, pero también me dan pena, ya que
esa desesperación les lleva a caer entre las garras de personajes despiadados
cuyo único objetivo es lucrarse.
Es complicado
encontrar personas afectadas por esta enfermedad que se encuentren en el mismo
punto que yo, es muy complicado, y aunque me encanta ayudar, aportar mis
conocimientos, mi experiencia; aunque me gusta ser útil, creo que es demasiada
la energía que me consume y no me compensa. Me encuentro en un momento de mi
vida en el que soy capaz de aportar, de ayudar; pero no a un precio tan alto.
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